Dirigido por Zach Braff.
Hay películas que inician de manera interesante, se van desenvolviendo de gran forma, sueltan una buena banda sonora, va cuajando bien la historia, pero cuando llega el final, el desenlace que define a la historia como tal, pasa algo que todo se va a la porra y queda el recuerdo de que es una película más del montón. Esto me pasó con esta primera película del actor Zach Braff, de quien había leído buenas críticas, sobretodo tras su paso por el Festival de Sundance de aquel año. Pero bueno, no me movió en lo más absoluto el final de la película, que destrozó todo lo bien que iba la historia (a mi gusto).
Y es que la película no coge una historia original ni compleja, mas bien es algo sencilla y a veces conmovedora sobre un joven que regresa a su barrio luego de varios años, tras enterarse que su madre ha fallecido.
Andrew y un regalo algo llamativo. |
Al regresar a su barrio, a su casa, a su pasado, se da cuenta que los años han pasado y han dejado algunas cosas intactas, sobretodo los recuerdos y los motivos por los cuales se tuvo que alejar.
Braff ambienta la historia con ciertos aires de nostalgia que intentan hacernos ver que a veces el hecho de sumergirnos nuevamente en algo que ya pasó, puede revivir ciertas heridas que uno creía ya cicatrizadas. Esto le pasa a Andrew, el joven que se fue de casa, hizo su vida en otro lugar, se convirtió en un actor algo conocido y regresó para darle el último adiós a su madre.
Los nueve años de ausencia no han pasado en vano. Se reencuentra con amigos que no veía desde aquel tiempo, con su padre psiquiatra con quien tiene una conversación pendiente y con lugares que en algún tiempo visitó.
Mark, Sam y Andrew bajo la lluvia. |
Pero dentro de todo lo conocido existe algo nuevo que descubrirá le cambiará la vida por completo.
Esto es cuando conoce a Sam, una chica de casa, ingenua y muy conversadora, que hará contacto con Andrew en la sala de espera de un consultorio médico. Ambos se conocerán y no se separaran durante toda la estancia de Andrew en la ciudad.
El final pudo ser mejor. No le quito méritos a cierta parte de la historia, pero creo que si el final no es el adecuado, todo lo construido no vale la pena (en lo que a mí respecta). Aparte que la historia no es tan maravillosa, salvo por la interpretación de Natalie Portman quien la da cierto color a toda la trama que iba de manera pausada y casi lenta.
El intento por crear un ambiente de nostalgia o tributo hacía aquel pasado al que uno regresa pero que encuentra diferente, no fue del todo convincente para un novato Zach Braff quien intentó darle ese aire a su historia.
El título jamás pude descifrar.
Puntaje: 5 puntos.
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