20 de noviembre de 2012

DEAD MAN WALKING (1995)


Dirigida por Tim Robbins.

Un tema de discusión que nunca dejará de generar controversia es el relacionado a la pena de muerte o pena capital, como en algunos lugares del mundo se conoce. Y es que muchos creen que los métodos que se usan para ajusticiar a criminales o personas que han hecho un daño irreparable a la sociedad, son inhumanos y que es mejor que cumplan una larga condena en la cárcel a que se les fin de diversas maneras. Cada sociedad, cada estado y cada nación tiene sus propias normas, así que me imagino que este tema siempre dará que hablar. Tim Robbins, siempre ligado a contrariar ideas políticas internacionales, dirige y escribe esta cinta, basándose en el libro escrito por la hermana Helen Prejean.
La hermana Helen intentará acercarlo a Dios.
Para los que hayan visto la película, puede que quede esa sensación de enamoramiento luego de tantos días compartidos entre la hermana Helen y el condenado a muerte Matthew Poncelet, pero digamos que uno llega a la conclusión de que la religiosa busca por todo los medios que se le perdone al acusado y se le dé la oportunidad de cambiar (pese a que suene difícil de creer), pero ella tiene la fe y la esperanza de que sí se logre esa posibilidad, amparada en que todos podemos cambiar gracias a una obra divina.
Pues bien, la historia trata de eso, de un hombre condenado a la pena de muerte luego de que se le acusara de matar a dos adolescentes, proclamando que él no hizo tal cosa. La hermana Helen lo visita diariamente para que el acusado se encuentre con Dios antes de dejar este mundo.
La muerte lentamente se le acerca.
Las continuas visitas de la religiosa la acercan cada vez más al reo, naciendo una relación especial entre ellos. 
Es genial la actuación de Sean Penn, quien ya demostraba la versatilidad de sus personajes, pudiendo interpretar a un ser violento por naturaleza y a su vez con miedo por lo que se le avecina. Absorbe con su interpretación la pantalla, y nos muestra a un hombre que se siente totalmente temeroso de lo que le va a suceder.
No se sabrá si es inocente o verdaderamente culpable, lo que sí se va sintiendo es que la muerte lentamente camina hacía su sitio, logrando que de a pocos emane aquel pánico que muchos a veces niegan ante lo inevitable.
Una película que me hace recordar mucho en su final a "Bailando en la oscuridad" (Lars Von Trier), porque tiene algo de pena, algo de frustración y explaya mucho esa contrariedad del director para con la pena capital.

Tim Robbins fue nominado a Mejor Guión en los Premios Óscar de entonces, mostrándose así como un director que se las traía.

Puntaje: 7 puntos.

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