Dirigida por Gregg Araki.
Nuevamente una historia de poliamor. Para tocar este tipo de "romances", los directores tienen que ser algo cuidadosos, para que no se torne tan falso lo que muestran. En esta ocasión, no me quedó bien claro si lo que veía era una comedia, un drama o una típica película de romance. Creo que mezcló un poco de cada cosa, dejando un resultado no tan agradable a mi parecer.
Decidiendo si inician una relación de a tres. |
Verónica es una chica que no encontraba al hombre ideal y pensaba que quizá jamás lo encontraría, hasta que se topó con dos chicos extremadamente opuestos que la harían sentir felicidad y confusión, porque no quería separarse de ninguno.
Abel es un chico intelectual y tranquilo, que trabaja como crítico de rock, en cambio Zed es el baterista de una banda punk y un tanto bohemio y rudo. Ambos son el complemento de Verónica, quien decidirá quedarse con ambos e iniciar un romance de tres. Uno le da amor y tranquilidad, el otro sexo salvaje y pasión. Son cosas que para ella son necesarias.
Verónica y sus dos machos. |
Las actuaciones son flojas, sobretodo de los que interpretan a Zed y Abel, quienes parecen dos payasos que no contemplan con seriedad la realidad de las cosas. Verónica es el reflejo de la inseguridad. De aquella mujer que tiene miedo de quedarse sola y no arriesgarse por una decisión acertada y madura.
Al aparecer un cuarto implicado, Ernest, las cosas cambiarán en el trío, ya que este nuevo integrante reúne las características de Zed y Abel, con lo cual la flaca por fin encuentra al indicado. La pregunta es: ¿dejará a los dos patas con los crespos hechos?
Es una historia de poliamor que tiene mucho de comicidad y no hay tanto drama. Es más, cuando la historia quiere ser seria, ya no lo puede lograr por todo el humor o tomadura de pelo que se percibió en gran parte de la historia. Quizá Araki pudo hacerlo mejor, pero la película no es tan mala ni tampoco una belleza.
Puntaje: 5 puntos.
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