1 de julio de 2011

OSCAR, UNA PASIÓN SURREALISTA (2008)


Dirigido por Lucas Fernández.

La manera como se abordan ciertos temas artísticos es chevere. Sobretodo si se trata de artistas que fueron bien bohemios y que tuvieron un epílogo complicado de sus vidas. Pero cuando nos encontramos con paralelismos en diferentes épocas, le presto mucha atención a parecidos y/o alguna cosa que asemeje a los personajes a los cuales se intenta emparejar.
Oscar Domínguez fue un pintor español que se sumergió en toda la corriente surrealista que apareció en aquellos primeros años del siglo XX, en especial a fines de los 30s, en donde él intentaba destacar en aquel arte sinuoso llamado pintura.
Oscar y una vida que no supo comprender al final
de su existencia.
Pero la película se centra en el presente, y nos trae a la tortuosa actualidad de Ana, quien al parecer vivía jovialmente hasta que cae enferma a causa de una extraña enfermedad. Los médicos le dan hasta cierto tiempo de vida.
En ese epílogo que ella debe afrontar, es abordada por unos trabajadores de un museo, quienes desean saber si es que ella atesora una de las últimas pinturas del gran Oscar Domínguez, ya que piensan que el padre de Ana la compró y puede que la tenga como un recuerdo en su casa. A Ana no le importa mucho el tema, pero como siente que puede hacer algo para rescatar lo poco que queda del arte de aquel gran pintor, intentará buscarlo.
Ana intentando alejarse de su fatal destino,
en una playa de Tenerife.
Paralelamente al presente de Ana, vemos imágenes del pasado. De aquella época que le tocó vivir a Oscar. Un tiempo de guerra (la 2da Guerra Mundial), de problemas en España a causa de la guerra civil, pero de mucho brillo artístico. Oscar era un mujeriego empedernido y amante de la bohemia y, muy en especial, de las mujeres y el sexo.
Presente y pasado se van conjugando. Cada uno hacía un destino en común: el fin de cada personaje y su peregrinaje hacía un final que ambos aquejan.
Ana y Eva leyendo algo sobre el pinto surrealista
Oscar Domínguez.
Ana es ayudada en todo momento por su mejor amiga Eva (Emma Suarez) y por su novio Román, que bueeeeno... pese a tener un carácter primate, se nota que hace el intento de ayudarla a su modo.
Vemos un poco de aquel París de los 50s, ciudad que albergó a Oscar por un buen tiempo, y en donde poco a poco fue cultivando esa enfermedad llamada "elefantiasis" (no sé bien como se escribe) que poco a poco fue degenerandolo, hasta al punto de ser considerado loco y ser trasladado a un hospital psiquiátrico.

El destino de ambos tiene cierto parecido y eso es lo que no intento comprender de la película. Pareciera que intenta hacerse un paralelismo entre ambos personajes, pero Ana no tiene nada que ver con Oscar, en ningún sentido. Entiendo lo del cuadro y que ella lo "pueda tener", pero vamos... de ahí ya no existe ninguna relación entre ambos, salvo la muerte, que es demasiada obvia.
Creo que el final pudo ser mejor y no debió quedarse con lo evidente, que era la muerte de Oscar (es un personaje que existió, así que era obvio que moría) y de Ana, a la que detectan una enfermedad incurable y que tiene como destino... morir si o sí.

Puede ser chevere si la vemos desde el punto de vista de conocer la vida de un pintor surrealista y la de su ambiente. Pero de ahí.... la historia no llega a más.


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