3 de enero de 2012

THE LAST STATION (2009)


Dirigida por Michael Hoffman.

Cuando el amor es eterno, no entiende de muertes ni senectud. No entiende de impedimentos para seguir creciendo o mantener el sentimiento siempre a flote. Esta película trata de manera secundaria de eso, pero conforme avanza la historia, va pesando más y más hasta llegar al epílogo, sintiendo esa fuerza tan grande que transmite el amor de una pareja, que se ha venido amando durante 50 años.
No es cualquier pareja la que esta película nos presenta. Se trata de Leon Tolstoi y de la condesa Sofía.
Leon Tolstoi y su amada, la condesa Sofía.
La pareja está próxima a cumplir 50 años, solo que Tolstoi decide crear una religión y entregarse a la pobreza y al celibato. A sus 82 años quiere autoexiliarse y dejar de lado una vida, una familia, un amor y todo lo que tenga que ver con lo material, para pasar sus últimos años en la pobreza y entregado a su pueblo.
Se entremezclan demasiados conflictos en la cabeza de Sofía, como el de creer que el discípulo de Tolstoi (Cherktov) lo persuade para que varíe su testamento, con el fin de que todo el dinero y propiedades que tiene el pensador y escritor ruso, sean entregados al pueblo, cosa que para la condesa no le parece justo, ya que todo eso tendría que ir a su familia y a los seres que lo quisieron toda una vida.
El amor como ven, queda en un segundo plano por varios momentos de la película, en donde prevalece el tema del testamento y del futuro incierto para la pareja.
El aprendiz  Valentín Bulgakov.
Valentín Bungalkov es un joven ayudante que le servirá a Cherktov para terminar de convencer a Tolstoi que el nuevo testamento es lo que mejor le conviene.
Valentin se mete en el medio de la disputa y conoce de cerca el idealismo del pensador ruso, que cree en un amor libre y sin ataduras de por medio. Al mismo tiempo se nota que poco a poco siente mayor comprensión por el amor que siente Sofía, encima de cualquier tipo de pensamiento revolucionario que el amor de su vida le brindó, porque para ella..... lo justo es pasar los últimos años de su vida al lado del hombre con el que compartió tantas cosas. 
"La última estación" me conmovió en algunos momentos y en el epílogo sobretodo, cuando quedan de lado muchas trivialidades y queda en todo el alto lo que en verdad importa.
El amor no queda en promesas.
Las actuaciones de Christopher Plummer y Hellen Mirren (Tolstoi y Sofía respectivamente) son buenísimas, al igual que el gran aporte que siempre da la presencia de Paul Giammatti.
Una historia que tiene que ver mucho con el amor que lucha sobre cualquier prejuicio y habladuría, sobre cualquier papel o motivo que intente hacernos creer que a veces lo material es lo más importante. Un amor que se mantiene pese a todo, así uno de ellos se vaya al lado más alejado del mundo. Las promesas no se olvidan.

Me gustó mucho la historia y es raro, porque por lo general este tipo de películas ambientadas en otras épocas, no me atraen. Creo que esta vez se presentó un tema que siempre me llena del todo: el amor sobre lo material.

Puntaje: 8 puntos.


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