7 de abril de 2012

THE GREAT DICTATOR (1940)


Dirigida por Charles Chaplin.

Cuenta la historia que a Chaplin lo acusaban de comunista. Que los Estados Unidos siempre creyó que transmitía un doble mensaje en sus películas. Que buscaba algún tipo de revolución subliminal y que pasaba caleta en el país gringo, ya que era popular y lograba camuflar muy bien su verdadera doctrina política. Eso dice la historia, aunque bueno....el FBI. Pues si dichas personas hubieran visto aunque sea el discurso final de "El Gran Dictador", se hubieran dado cuenta que Chaplin pensaba como cualquier artista piensa: la política es para los políticos, lo demás es para los que viven la vida como debe ser, en libertad.
Chaplin conocía sobre los problemas que padecía Europa a finales de la década de los 30s, pese a que vivía en América. Lo que le jodía un poco era ver a los Estados Unidos como un mero espectador de dichos problemas y no meterse en una guerra en la cual aún no era invitado, pero que todos suponían que en cualquier momento tendría que ingresar (de la manera que fuese).
Los dos dictadores de la película: Hynkel y Napaloni.
Siempre usando a la comedia como género cinematográfico, Chaplin parodio la conducta de los dos líderes políticos europeos responsables de la cruel guerra que afrontaba todo Europa: Hitler y Mussolini.
Una vez más demostró lo bueno que era para crear una comedia con un mensaje claro sobre lo que él piensa y criticando el error humano (en este caso el autoritarismo), mostrando a su típico personaje del vagabundo como el hombre que de la nada llegó a ser presidente de una nación.
Esta vez el sonido abunda en su película, pero respeta el mutismo que siempre caracterizó a Charlotte (el vagabundo), permaneciendo mudo durante casi toda la película hasta que se enfunda en el papel del dictador.
La historia es así de sencilla: el vagabundo es confundido, por su parecido físico, con Adenoid Hynkel, dictador de Tomania (suena a Hitler de Alemania, no?), quien justamente por este acto de confusión intercambia roles con él, llegando al punto de dirigir un discurso a la humanidad.
Adenoid Hynkel dominando al mundo.
Es quizá en este discurso en donde Chaplin se explaya como nunca lo ha hecho en una de sus películas, dirigiéndose no solo a una ficción, sino que expresa lo que en verdad él siente y él anhela, dejando en claro su posición política de siempre (lo cual jamás comprendí el por qué le creían comunista).
"El Gran Dictador" es la primera película sonora de Chaplin, con lo cual entierra para siempre al mítico personaje del vagabundo y se aventura a esta nueva era del cine con sonido. Su personaje de Adenoid Hynkel es alabado hasta hoy en día, sobretodo por algunas escenas que han quedado inmortalizadas, como aquella del dictador jugando con una pelota gigante que simula ser el planeta, tirándola de un lado para otro como si mostrara el dominio que tiene sobre el mundo.
También aparece en la película la parodia de Mussolini, quien en la historia se hace llamar Benzino Napaloni, el dictador de Bacteria.

Un aviso de lo que era en ese entonces el peligroso gobierno autoritario de algunos países europeos y el deseo de un hombre que solo buscaba comunicar  la unidad entre todos sin importar razas, religiones, color ni sexo. 

"Pensamos demasiado y sentimos poco" decía Chaplin.

Puntaje: 8.5 puntos.

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