28 de febrero de 2011

LOS PUENTES DE MADISON (1995)


Dirigida por Clint Eastwood.

Podría catalogar como "romántica" esta película, pero siempre hay algo que me lo impide. Podría decir que tiene bases de cine clásico y tal vez en este punto no creo que me equivoque. Es Clint Eastwood, quien nos pone una historia basada en el verdadero amor, en aquel amor que llega tarde en la vida de dos personas que creían tener sus destinos ya fijados, pero que probarán un instante de aquella felicidad negada. Son ellos mismos quienes fijaran los límites de lo prohibido y de lo permitido. Eastwood no duda en tal vez criticar ciertas formas monótonas de algunas familiar norteamericanas, que a la larga originan crisis de pareja o infidelidades. Lo inusual y lo no correcto (esto depende de ciertos puntos de vista conservadores) se abren paso en una historia que tiene uno de las escenas mas perennes que recuerdo. Y es que cuando se trata de una película del tío Clint, nunca hay pierde.

Francesa y Robert en su primera cena.

Francesa es una ama de casa común y corriente. Madre de dos hijos y esposa abnegada, obedece fielmente las normas que el destino le puso y parece vivir tranquila y feliz. Nos situamos en la década de los 60s. No existía las formas liberales que existen hoy en día. 
Un día, tanto su esposo como sus hijos, deciden ir a una feria en la ciudad, quedándose a cargo de la jato Francesa, en donde explora la soledad de su hogar, sin imaginarse que siempre estuvo sola.
Robert Kincaid es un fotógrafo aventurero, que busca ir de ciudad en ciudad tomando fotos de paisajes naturales y agradables a la vista. Había oído hablar de los famosos Puentes de Madison, y fue en su busqueda, ya que el lugar donde trabaja (National Greogaphic) le pidió ese trabajito.
Las vidas de estas dos personas se cruzan de repente.
En los mencionados Puentes de Madison.
Francesa vivía encerrada en una prisión. Es así como yo llamo a ese "hogar" en donde ella era la esposa y madre. Nada más. No era mujer. No se sentía mujer. No tenía un marido que la haga sentir mujer. Vivía en una felicidad que la creo en base a conceptos erróneos y triviales. 
La aparición de un hombre de otros pensamientos, mas pendiente de lo interno y de lo poco usual (por llamarlo de algún modo), sorprendió en parte a Francesca. No se imaginó que más allá de su realidad, existan personas como él. Evidenció en parte, su gusto oculto por ciertas cosas que creía prohibidas y que en una sola tarde, despertaron de un letargo casi perpetuo.
Hasta acá podríamos oler una sencilla historia de amor basada en el romance de dos personas: una casa y la otra soltera. Fácil, no? Pero recuerdo que estamos en los 60s. 
Eric pese a todo es caballero y lo demuestra durante toda la película. Las decisiones mas dolorosas siempre llegan del corazón.
La escena más emotiva de la película.

Eastwood nos entrega una película llena de moralejas y de formas de como se pueden ver ciertas realidades. Sin llegar a ser tan vendida (en el sentido de como finaliza la película), la belleza del romance entre Francesa y Robert, un romance adulto y maduro, es la principal base que sostiene a la película para quedar en la memoria de muchos.
Los últimos 15 minutos están llenos de emoción, y deben ser los más intensos de aquel año.

Una película que fue obviada por completo por la Academia (salvo la nominación que obtuvo Meryl Streep x su papel de Francesca).
El destino a veces suele ser cruel, porque cuando piensan que lo tenías todo jugado, es cuando te das cuenta que recién estás en el primer tiempo y falta aún conocer mucha parte del camino.

El final es hermoso y hasta ahora recuerdo letra x letra la carta final de Francesca. Sería un error escribirla. Véanla y verán una bella película.

Los dejo con el trailer, que no dice mucho. Es lo bueno. Toda la emoción la guarda para la película.

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